sábado, 28 de febrero de 2015

Barrio judío de Budapest

 Estamos dentro de la gran sinagoga y que es una de las mayores sinagogas en el mundo con excepción de la que se encuentra en Nueva York y claro está, la de Jerusalem, tiene capacidad para 3000 fieles y que por su localización recibe el nombre de sinagoga Dohány Utca.
Data de 1859 y tiene un estilo mezlca de romántico y árabe con una cúpula de cobre y que tiene cierta inspiración de iglesia cristiana por la nave central, el rosetón y las torres laterales.
 Restaurada en 1990 gracias a donaciones privadas, esta llamada "catedral" judía está repleta de preciosos elementos decorativos como un precioso órgano o las tallas del arca de la alianza. Anexa a la sinagoga está el museo judío de Hungría y que contiene un sinfín de objetos rituales de plata fruto de donaciones anónimas.
 Hasta la segunda guerra mundial, Budapest tenía una población judía cercana al millón de habitantes, en la actualidad rondan los 80000, casi en su totalidad viven en Budapest, el 90 %, en el museo se puden ver lápidas del siglo III y como en casi todos los países, sufrieron los vaivenes de la historia, ora tolerados, otras odiados; acusados incluso de provocar la peste en Budapest: Por fortuna la clase media pujante del siglo XIX estaba formada por muchas de sus familias influyentes.
 El jardín, con el memorial Raoul Wallenberg y al lado con el de los hombres justos donde se puede encontrar el nombre del diplomático español Ángel Sanz Briz que sirviéndose del engaño de que eran sefardíes y por tanto "españoles" evitó que fueran deportados a los campos de exterminio nazis, 5000 de esos supervivientes consiguieron salvarse de una muerte cierta.
Este sauce llorón de hojas metálicas tiene la particularidad de llevar el nombre de los muertos del gueto, lo podéis apreciar en una foto de un poco más abajo.
 Cuando un judío fallece se reza la oración "kaddish", luego se repite en otra ceremonia llamada yahrzeit que me parece que es aniversario de l fallecimiento y así todos los años, muchos de los judíos enterrados en los diferentes cementerios judío no tienen quien les rece esa oración por motivos más que evidentes por lo todos aquellos que quieran pueden rezarlas esa oración con la mención de la palabra "kaddish" pensando en esos aquellos que no tienen quien les recuerde.
La costumbre de poner una piedra sobre su sitio de descanso lo descubrí en el cine, seguro que como muchos otros y recuerdo que puse una piedra en uno de esos tabernáculos, no recuerdo cual, seguro que da lo mismo, no debemos confundir a aquellos que sufrieron la desidia de todos los europeos en la segunda guerra mundial -y otras ocasiones anteriores- y como se comportan sus nietos con sus vecinos árabes en la actualidad.
 Detalle del sauce con los nombres de los mártires húngaros, hay que destacar al igual que Sanz Briz a otros héroes como Carl Lutz, Giorgio Perlasca, Angelo Rotta o Gennaro Verolino, quizás no parezca nada la cifra de los que pudieron salvar comparado con los 400000 judíos húngaros exterminados por los nazis, pero los que permanecieron callados y no hicieron nada no salvaron a ninguno, eso nos tiene que hacer pensar.
 Parte trasera del museo judío y que da a la plaza del memorial Raoul Wallenberg, a la izquierda se encuentra ese muro repleto de nombres con judíos húngaros que veis unas fotos más arriba, el sauce con las hojas metálicas con los nombres de los mártires húngaros se encuentra a la derecha, a vuestra espalda se encuentran unas oficinas de estudios hebreos a los que no hay acceso público y unos cuartos de baño.
 Otro detalle del memorial Raoul Wallenberg, fue construido por Imne Varga, escultor húngaro de gran fama, data de 1991, evidentemente no pueden constar el nombre de los 400000 muertos pero se levanta sobre las fosas comunes de aquellos asesinados por los nazis durante la guerra.
 Entrada de la sinagoga, de fuerte inspiración bizantina como podéis apreciar no es la única sinagoga de Budapest, en mi paseo sin rumbo del gueto pude ver otra sinagoga más cerrada al público y otra más con acceso pero en restauración, para no variar me perdí y un lugareño muy amable que no hablaba ni papa de inglés o español me ayudó a situarme porque no tenía ni idea de donde estaba, lo curioso es que quise volver por la zona porque vi una pared llena de impactos de bala y quise fotografiarla y fui incapaz de encontrarla.
Dedicarle un rato en vuestro paseo por Budapest, no se si servirá para que nos entre en la mollera un poquito de humanidad o no, pero por intentarlo que no quede.
 En el gueto hay unas construcciones de Art Nouveau muy curiosas, son seis patios con siete bloques de edificios comunicados repletos de lugares para comer o tomar algo muy económicos, atención, los húngaros son amigos de tener la música a toda pastilla, en todos los sitios que comí la música estaba a toda pastilla pero recuerdo que me comí  una sopa de judías y un gulag que estaba buenísimo, el vino también es recomendable; esta construcción data de 1902 y fue diseñada por Gyözö Czigler, estos pasillos interiores son parelelos a la calle Király, una calle muy agradable de pasear y pararse en sus cafés o escaparates.
 Una sorpresa muy agradable dentro del barrio judío es encotrarse con negocios kosher aún abiertos, con panaderías, pastelerías -dignas de que un goloso se de un buen atracón- y en las que alguna tiene nombres que evocarán otros tiempos, este café si lo notáis se llama Spinoza.
Como os decía, pasear por el barrio judío es toda una experiencia vital, imagino que con el transcurso del tiempo todo esto irá "degenerando" y se convertirá en un parque temático pero mienstras tanto disfrutemos de él y todos sus encantos.
Este es el último vestigio del  muro que rodeaba el gueto de Budapest, esa pared que veis pintada y que ahora es un parque infantil en la calle Király.
Otra toma del patio del memorial y el museo judío.

lunes, 23 de febrero de 2015

Budapest

Primera parada, subir al castillo para hacerse una idea de lo que tenéis frente a vosotros, se puedes subir por unas escaleras que hay a la izquierda de este pequeño tren y que solo recomiendo para bajar para evitar el palizón; suele haber cola para subir, aprovechar la primera hora. Los transportes en Budapest son estupendos, tanto el metro como el tranvía -en los hoteles suelen avisar sobre los carteristas, yo no tuve problemas-. Os recomiendo entrar a través del puente de las cadenas que está protegido por cuatro leones, dos por cada lado y que creo que es el más bonito de todo Budapest para mi gusto pero del que no tengo ni una foto en condiciones.

En la plaza de la Iglesia de San Matías hay unas vistas impresionantes, atentos a las fotos que podéis sacar del río y el parlamento, la visita interior merece la pena y más para comparar con los excesos barrocos hispanos, desde allí veis la plaza de la Santísima Trinidad o el bastión de los pescadores de la que os dejo un detalle.




 Desde la colina del castillo las vistas del parlamento que es una verdadera joya, también se ve la catedral de San Esteban pero creo que no aporta nada diferencial y que hay cosas más interesantes que ver, por cierto, yo llegué con muy mal tiempo y al día siguiente amaneció un día estupendo como podéis pareciar.


El paseo por la colina del castillo os dejará muestras de esta arquitectura tan característicamente "austríaca" y a la que algunos puede que les lleve a las imágenes de la serie animada de Heidi de tan infantil memoria.
Budapest está repleta de puentes, todos ellos reconstruidos tras el final de la segunda guerra mundial pues si no hago mala memoria, permaneció en manos alemanas hasta su capitulación ya que los ejércitos aliados tenían como objetivo llegar a Berlín lo antes posible para llevarse la mayor parte del pastel posible y se dejaron ciudades como Amsterdam o Viena, por citar algunas de ellas, los amantes de la ingeniería encontrarán estos puentes deliciosos. 


Verdad que esto es un río y no nuestro Manazanares, ese pequeño río que decía Calderón que se lo bebía un caballo por la mañana y lo orinaba por la noche; hay paseos nocturnos en barco con cena muy turísticos, algo de lo que yo suelo huir, pero para gustos los colores, ah, la cerveza como en Chequia, está de muerte. 




 Dentro del castillo de Vajdahunyad tenéis esta curiosa escultura, el castillo también es muy interesante y recuerda a ciertas construcciones defensivas de otros tiempos; lo curioso de esta escultura es que se cuenta que los escritores vienen a tocar la pluma que hay en su mano derecha que tener inspiración, si agrandáis la foto veréis que el bronce tiene otro tono por efecto del paso de las manos.


Yo soy un tipo acuático y si sé de un sitios con baños el primero en ir soy yo y Budapest tiene una oferta inmensa y estupenda para ese tipo de actividades, estos son los baños de Széchenyi, unas instalaciones enormes, limpias, estupendas y todo un placer para los sentidos; pero como estas hay muchas más, no dejéis de probarlas. Ojo, los carteles todos en húngaro, eso es un problema pero a diferencia de otras ciudades, te ayudan si no entiendes. Los baños interiores están preparados para tratamientos y tienen unos olores muy particulares, dependiendo del componente del agua que tenga.

Como os apuntaba al principio, la mejor manera de moverse, el transporte público, un metro con encanto y muy facilito; en los hoteles te venden los billetes si los pides y se validan al entrar, a veces no hay controladores pero lugareños son gente honrada y no hace trampas y los valida, la picaresca no debe haber llegado todavía a estas latitudes o se manifiesta de otro modo.



Iglesia de San Matias, os hago notar la importancia de Hungría para el imperio austrohúngaro y que se refleja en la impronta católica que tiene esta construcción, de todos modos casi toda ella es una reconstrucción neogótica de finales del XIX aunque ello no le resta ni un ápice de hermosura. Las tensiones entre Viena y las principales ciudades del imperio se mantuvieron hasta la fragmentación del mismo, imagino que la influencia soviética borraría muchas de las muestras de la relación imperial pero esto es una suposición mía sin fundamento ninguno.
En una próxima entrada pondré las fotos del gheto judío, merece un paseo y una entrada para solo para él.

El mercado central, mmm, el mercado de Budapest, tres plantas repletas de olores y sensaciones, la tercera y última es completamente prescindible, soy recuerdos y souvenirs y un par de restaurantes muy económicos que te pueden ayudar para descansar un poco; lo mejor, la planta central completa y no os cuento nada, descubrirlo por vosotros mismos, es alucinante.





 La iglesia de San Matías fotografiada desde el Bastión de los pescadores, apreciar los detalles del neogótico así como la estatua de San Wenceslao, las taquillas están a mano izquierda de esta imagen que os muestro y es la plaza de la Santísima Trinidad, al fondo a la derecha hay un claustro convertido en hotel que causó pavor a los lugareños -y a mi, pero no debería asustarme, aquí la red de paradores hace algo parecido con edificios históricos aunque siguen perteneciendo al patrimonio nacional-.
¿Qué os decía del interior del castillo? algunas de sus zonas se hayan en reconstrucción pues fueron arrasadas por los bombardeos aliados, pasear por esta zona es un remanso de paz y una gozada.
 
 

Desde la colina Gellert a la izquierda del castillo mirando desde el puente de las cadenas hay una excursión muy agradable y que sirve para reponerse entre árboles y vistas al Danubio y los diferentes puentes que pueblan Budapest; en la cima de la colina hay un grupo escultórico de inspiración soviética y que podéis ver un poco más abajo y desde donde se domina toda la ciudad, en la bajada hay una entrada a una pequeña fortaleza y equipos militares a modo de museo al aire libre con un T34 como pieza destacada.


Llevar buen calzado, la subida es agotadora, pero no defrauda, en la cima podéis comprar algún refresco a un precio un poco más elevado pero tampoco es una bestialidad la diferencia. Al pie de la colina están los baño Gellért que me parece que sirvieron de inspiración a un anuncio Danone, según todas las guías que consulté, la piscina principal es de ensueño pero carece de otros servicios que tiene otras instalaciones.

 
 


 
En la calle Nagymezö Utca muy cerquita de la ópera nacional os encotraréis con la que llaman la Brodway de Budapest, la calle es muy estimulante, con referencias constantes a escritores húngaros y muy cerquita del instituto Cervantes; es una zona muy animada y llena de vida; con una oferta cultural y gastronómica considerable. La línea de metro os deja en la cabecera de la calle y es la misma línea que sigue el recorrido de la calle Andrassy y que termina en la plaza de los héroes -lugar del los baños Széchenyi y el zoo-.

Otra estatua más de Nagymezö. Justo atravesando la calle Andrassy en sentido contrario de Nagymezö se puede comenzar a visitar casi el barrio judio que como os he dicho merece una sola entrade el solito.
Ah, importantísimo, si volais con Iberia/British haréis escala en Inglaterra y si comprais algo en el aeropuerto os harán tirarlo por esa estúpida norma de los líquidos, les da lo mismo que haya sido comprado en el aeropuerto.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Viena

El transporte en Viena es eficaz, rápido y limpio, la llegada en tren desde Praga o Budapest no precisan de ayudas externas pues el metro es claro y accesible, atención a los que quieran pasar sin pagar porque está chupado pero no lo recomiendo, hay inspectores que en cuanto oyen un idioma que no sea el alemán piden el billete, sacar un billete de días y moveros en tranvía, los paseos son una delicia.



En una de las paradas del Ringstrasse está el parque donde está el Kursal, lugar especial para escuchar música clásica y empaparse de las composiciones precisamente del personaje de la foto, Johann Strauss, se puede pasear tranquilamente y descansar, cosa que viene de perlas cuando pateas Viena. Aunque no viene a cuento en esta foto, veréis a lo largo y ancho de Viena lugares al aire libre para pedir y comeros un perrito caliente que suelen estar muy buenos, quitan el apetito y con una cerveza saben a gloria bendita.


 Una de las mejores cosas que tiene Viena es que el casco antiguo es muy pateable, los museos, palacios, ópera o la gruta imperial está todo a un pequeño y agradable paseo.
Estas serie de tres fotos pertenecen a la Kaisergruft que es el panteón de la familia Habsburgo desde el siglo XVII, está debajo de una iglesia capuchina que pasa casi desapercibida; encontraréis a la emperatriz Maria Teresa, Carlos IV o el archifamoso Francisco José y su esposa Sisí. Algunos mausoleos son muy espartanos comparados con los trabajos realizados en otros de ellos, en cualquier caso, un buen flash porque hace falta para sacar buenas fotos; ah y silencio, estáis en una iglesia. Desde la cripta imperial hasta la ópera o el museo Albertina están a nada; ojito a las cafeterías, son famosas en elmundo entero pero lo que no se dice nunca es que la educación de los camareros brilla por su ausencia o mejor dicho, su simpatía es algo no viene de serie.


Una visita interesante es la de los aposentos imperiales, ocupados por Francisco José I y Sisí destacan por su opulencia, decoración y mobiliario, la primera parte de la visita comprende los bajos del palacio donde están las colecciones reales de vajillas, etc; esta parte si la hacéis a la carrera mejor, es curioso pero no arrebatador, porque después de 20 minutos viendo platos, salseras y soperas, acabas un poquito saturado. No se pueden hacer fotos a los aposentos de Sisí y la exposición sobre su figura merece la pena, se puede sacar una buena idea de como era la Austria de finales del XIX y principios del XX, las tensiones territoriales con las diferentes partes del imperio, usos y costumbres y todo ello muy alejado de la imagen que tenemos de la sosa Romy Schneider.
Curioso, las calefacciones de cerámica y el baño privado de la emperatriz.




Un detalle de una presentación de una mesa imperial, lo de las servilletas tenía tela y misterio, no es broma.
Lo mejor con todo de esa colección de vajillas son los centros de mesa, hay uno que debe medir unos 30 metros con arreglos de mesa, cuberterías, vasos, centros de mesa, etc; no os extrañe saber que las vajillas se fundieron repetidas veces para sufragar gastos de guerra y por lo tanto no son tan viejas como se pueda suponer
La entrada al palacio, la escuela española de equitación está al lado y pasando por entre esas puertas se accede a los aposentos privados y más allá se llega a un precioso parque, la biblioteca nacional y poco más a la plaza de María Teresa donde se encuentran los museos de ciencias naturales y de pintura, el parque merece un descanso con algunas esculturas curiosas, un panteón y una imagen del parlamento muy al estilo griego.
En la entrada hay una parada de coches de caballos para las parejitas y unas ruinas de un fuerte romano. La imagen nocturna es infinitamente mejor.


La biblioteca nacional, yo no pude pasar porque ese día no se podía y yo no era estudiante o investigador, dicen que tiene una sala barroca de la época de Carlos IV, el Prunksaal, que es una delicia, si tenéis más suerte que yo ya me contaréis. 


Detalle de estatua del Parlamento, como os apuntaba, neoclásico por los cuatro costados. La línea de tranvía que pasa por su puerta es la que hace el Ringstrasse, casi para ver Viena merece la pena sentarse en él y darse la vuelta entera pues rodea todo el casco antiguo; veréis edificios que rivalizarían con zonas de Paris pues no en vano estuvieron a leches los dos imperios unos cuantos añitos, que raro, los franceses siempre haciendo "amigos".



Llegamos a la plaza de María teresa, desde ella y rodeada de cuatro generales entre los que se encuentra el famoso Radetzky, militar checo que inspiró la composición de Strauss; da a tres museos de los que solo pude visitar uno de ellos, el de arte con una colección interesantísima que no desmerece otras. A algunos y en una posterior entrada lo mostraré os resultará curioso el vínculo de los Habsburgo alemanes y los españoles .
La fachada de ambos museos es igual, el parque tienen algunas estatuas que se esconden entre la vegetación y todo ello con una limpieza que da gusto; en un espacio enorme donde no se escucha el bullicio de la calle o el tráfico.
Lamento haberme perdido la Venus de Willendorf y la de Galgenberg, pero bueno, para la siguiente visita.

Un detalle de una de las estatuas del parque en la parte trasera del mueso de arte y el palacio imperial.


En mis paseos nocturnos vi una pastelería de la calle Kohlmarkt donde encontré esta curiosa muñeca con mangas pasteleras como sujetador y con bombones por todos lados. En las calles peatonales es frecuente encontrar a gente cantando piezas de obras de ópera e incluso una mujer oriental tocando un piano que se llevó cuando terminó.




Tuve la mala suerte de que estaba en rehabilitación la fachada de la ópera porque el edificio es precioso, en muchos hoteles te ofrecen conciertos pero atentos, es posible que os manden a freir espárragos a escucharlos, fijaros bien, yo estuve a punto de picar, ofrecen una gala con música y cena y lo referencian con lugares emblemáticos y no es mentira del todo, es una especie de programa B de esos lugares; en cualquier caso, veréis música, oiréis música, viviréis música no en vano estáis en Viena.
La parada también está dentro del anillo que os comentaba.
Un detalle del tejado de pizarra de la catedral San Esteban de Viena, el imperio Austrohúngaro fue un freno tanto para las pretensiones otomanas de llegar al corazón de Europa, no en vano estuvieron cercados por los turcos y de esa época viene la invención del croisant -cuenta la leyenda que los pasteleros al tenerse que levantar muy temprano para hacer el pan oyeron como una zapa del ejercito turco se dirigía hacia sus murallas y avisando a las autoridades pudieron hacer una contramina frustrando el intento de derribar las murallas- y freno también para el protestantismo, contando con el apoyo de la monarquía hispana pues ese fue el compromiso del hermano de Carlos I al heredar la corona del imperio -por cierto, está enterrado en Praga y no en Viena-. Si visitáis el panteón de El Escorial esos escudos y esas águilas os resultarán familiares. 



Mozart, Mozart, Mozart, que puedo contar, se puede visitar la casa de Mozart, la de Beethoven pero lo mejor es su música.
Si vais buscando música en CD para regalar yo me volví mico y al final encontré un disco editado por el segundo centenario de su muerte y lo encontré en una tienda de recuerdos al lado de la catedral de San Esteban, pero no vi más.
Por norma general los vieneses son muy estirados, les cuesta un triunfo sonreír y de ello me di cuenta cuando una mujer sudamericana que estaba en la cafetería de mi hotel al servir el desayuno a los hospedados y a la que ninguno la respondía y yo la deseé un buen día, una sonrisa como una raja de sandía iluminó toda la sala; pues digo estirados y secos, lo de los camareros de las cafeterías roza lo surrealista, no te sirven el café y la tarta -la tarta de chocolate Sacher-, te la arrojan, en fin, uno de vacaciones y si va solo, pues termina por pasar de ello, aún así yo descubrí un sitio para cenar del que lamentablemente no tengo el nombre que era todo lo contrario.

Monumento que conmemora la "derrota" de la peste en la ciudad de Viena.


martes, 6 de mayo de 2014

Praga


Gárgola de la catedral, la catedral está dentro del castillo y al otro lado del rio Moldava de la ciudad vieja; se accede muy bien en tranvía.


En la salida del castillo, la bajada hasta el puente de Carlos -que algunas veces parece la Gran Vía de la cantidad de españoles que pasean por allí- por calles de lo más colorido, pongo vuestra atención en los dinteles de las puertas de acceso a las casa, de camino se pasa cerca de la iglesia del niño Jesús de Praga -hay un artículo muy interesante de la huella dejada por la corte castellana en su estancia en Praga-.


¿No os dice nada el nombre de la calle? os ayudo, quitarle las dos últimas letras y magia potagia, adivinar el origen del famoso escritor.


En frente de la iglesia del niño Jesús de Praga está esta parada de tranvía, en concreto queda a vuestra mano derecha; están muy limpios y a excepción del casco viejo, comunican muy bien con las diferentes zonas de Praga, existe una especie de bono de varios días que combina con visitas a diferentes lugares, si vais por vuestra cuenta es interesante, se obtiene por internet y se recoge en el aeropuerto.


Algunas calles recuerdan a la Europa de antes de la guerra; creo recordar que precisamente es uno de los lugares donde las localizaciones para películas salen más económicas.


Principio o final del puente de Carlos, según se mire; parecía la Gran Vía, esto sin gente debe ser una delicia.


Detalle de la puerta por la que se accede al puente de Carlos, en su base hay un museo que te permite subir y tener buenas panorámicas.


Detalle del reloj astronómico de Praga, reloj medieval que está en la cara sur del ayuntamiento, con figuras animadas cada esfera marca cosas distintas, ni me acuerdo que marcan y se que me lo explicaron pero de lo que más me acuerdo es de la malla que rodeaba a las figuras para que esas "guarras" que son las palomas no se posaran en él, ¿cómo harían en el medievo para evitarlas?


Otro detalle del reloj astronómico.


Más del reloj.



Desde la plaza del lado sur donde se encuentra el reloj hay esta pequeña plaza, la calle que veis enfrente lleva a multitud de calles que casi desembocan en el puente de Carlos y al teatro donde se realizan las obras de teatro negro que resulta interesante.


La torre de la pólvora.


El establecimiento de verde era una juguetería alucinante, eran juguetes de madera de todos los tipos que podáis imaginar, una verdadera delicia, estaba a menos de 50 metros de la torre de la pólvora en dirección al casco viejo.


Una imagen más global del reloj astronómico y del que tenéis mejores detalles en fotos anteriores.


En el interior del castillo tenéis la casa donde vivió Kafka, hasta finales del XIX y principios del XX estuvieron habitadas, visitarlas para que os hagáis una idea de los tamaños, en la segunda planta hay una exposición de armaduras de época muy bien conservadas.
En muchas de ellas se pueden adquirir souvenirs típicos, lo interesante es las que son de alguien en concreto, la curandera, el herrero, etc, están los útiles de época, etc.


Al final de la calle podéis ver una torre con su correspondiente celda de tortura, un mirador de la ciudad de Praga y sobre todo, una cafetería donde tomarte una rica cerverza checa. Había pensado poneros un pedazo de pato de pato asado que me metí entre pecho y espalda pero por si acaso alguien visita el blog con habre y se arroja hacia la foto me la he ahorrado.


Imagen de los techos de Praga desde el castillo.


Desde el castillo y con el puente de Carlos al fondo.


De triste recuerdo para la historia de Europa, ese edificio que veis al fondo y que forma parte del castillo de Praga es desde el que se arrojaron los dignatarios católicos y que aunque cayeron sobre un montón de tierra y estiercol sin sufrir daños sirvió como pretexto para comenzar la guerra, un país muy lejano pero que tenía un emperador con sangre hispana pues no en vano era hijo de Juana la Loca y tio de Felipe III, de modo que sin más ni más, otro motivo para que su "católica" majestad se viera metida en un follón de tres pares de narices y que costó algo más que el oro de las américas. 


Desde el puente de Carlos se ve este antiguo molino en un meandro del Moldava.


Detalle del puente de Carlos.


Entrada al cementerio judío.

Monumento dedicado a Kafka, recomiento que os perdáis por lo que queda de los barrios judíos de Praga, ojo no cometáis el error mío de ir el sábado porque no podréis visitar el cementerio.


Exterior de la sinagoga española, imaginar el motivo del nombre, pero por los desmemoriados solo citaré : "explusión de los sefardíes de España", el resto es fácil de entender.


Torre de la pólvora, otra imagen y que da entrada a la Praga antigua.