lunes, 23 de febrero de 2015

Budapest

Primera parada, subir al castillo para hacerse una idea de lo que tenéis frente a vosotros, se puedes subir por unas escaleras que hay a la izquierda de este pequeño tren y que solo recomiendo para bajar para evitar el palizón; suele haber cola para subir, aprovechar la primera hora. Los transportes en Budapest son estupendos, tanto el metro como el tranvía -en los hoteles suelen avisar sobre los carteristas, yo no tuve problemas-. Os recomiendo entrar a través del puente de las cadenas que está protegido por cuatro leones, dos por cada lado y que creo que es el más bonito de todo Budapest para mi gusto pero del que no tengo ni una foto en condiciones.

En la plaza de la Iglesia de San Matías hay unas vistas impresionantes, atentos a las fotos que podéis sacar del río y el parlamento, la visita interior merece la pena y más para comparar con los excesos barrocos hispanos, desde allí veis la plaza de la Santísima Trinidad o el bastión de los pescadores de la que os dejo un detalle.




 Desde la colina del castillo las vistas del parlamento que es una verdadera joya, también se ve la catedral de San Esteban pero creo que no aporta nada diferencial y que hay cosas más interesantes que ver, por cierto, yo llegué con muy mal tiempo y al día siguiente amaneció un día estupendo como podéis pareciar.


El paseo por la colina del castillo os dejará muestras de esta arquitectura tan característicamente "austríaca" y a la que algunos puede que les lleve a las imágenes de la serie animada de Heidi de tan infantil memoria.
Budapest está repleta de puentes, todos ellos reconstruidos tras el final de la segunda guerra mundial pues si no hago mala memoria, permaneció en manos alemanas hasta su capitulación ya que los ejércitos aliados tenían como objetivo llegar a Berlín lo antes posible para llevarse la mayor parte del pastel posible y se dejaron ciudades como Amsterdam o Viena, por citar algunas de ellas, los amantes de la ingeniería encontrarán estos puentes deliciosos. 


Verdad que esto es un río y no nuestro Manazanares, ese pequeño río que decía Calderón que se lo bebía un caballo por la mañana y lo orinaba por la noche; hay paseos nocturnos en barco con cena muy turísticos, algo de lo que yo suelo huir, pero para gustos los colores, ah, la cerveza como en Chequia, está de muerte. 




 Dentro del castillo de Vajdahunyad tenéis esta curiosa escultura, el castillo también es muy interesante y recuerda a ciertas construcciones defensivas de otros tiempos; lo curioso de esta escultura es que se cuenta que los escritores vienen a tocar la pluma que hay en su mano derecha que tener inspiración, si agrandáis la foto veréis que el bronce tiene otro tono por efecto del paso de las manos.


Yo soy un tipo acuático y si sé de un sitios con baños el primero en ir soy yo y Budapest tiene una oferta inmensa y estupenda para ese tipo de actividades, estos son los baños de Széchenyi, unas instalaciones enormes, limpias, estupendas y todo un placer para los sentidos; pero como estas hay muchas más, no dejéis de probarlas. Ojo, los carteles todos en húngaro, eso es un problema pero a diferencia de otras ciudades, te ayudan si no entiendes. Los baños interiores están preparados para tratamientos y tienen unos olores muy particulares, dependiendo del componente del agua que tenga.

Como os apuntaba al principio, la mejor manera de moverse, el transporte público, un metro con encanto y muy facilito; en los hoteles te venden los billetes si los pides y se validan al entrar, a veces no hay controladores pero lugareños son gente honrada y no hace trampas y los valida, la picaresca no debe haber llegado todavía a estas latitudes o se manifiesta de otro modo.



Iglesia de San Matias, os hago notar la importancia de Hungría para el imperio austrohúngaro y que se refleja en la impronta católica que tiene esta construcción, de todos modos casi toda ella es una reconstrucción neogótica de finales del XIX aunque ello no le resta ni un ápice de hermosura. Las tensiones entre Viena y las principales ciudades del imperio se mantuvieron hasta la fragmentación del mismo, imagino que la influencia soviética borraría muchas de las muestras de la relación imperial pero esto es una suposición mía sin fundamento ninguno.
En una próxima entrada pondré las fotos del gheto judío, merece un paseo y una entrada para solo para él.

El mercado central, mmm, el mercado de Budapest, tres plantas repletas de olores y sensaciones, la tercera y última es completamente prescindible, soy recuerdos y souvenirs y un par de restaurantes muy económicos que te pueden ayudar para descansar un poco; lo mejor, la planta central completa y no os cuento nada, descubrirlo por vosotros mismos, es alucinante.





 La iglesia de San Matías fotografiada desde el Bastión de los pescadores, apreciar los detalles del neogótico así como la estatua de San Wenceslao, las taquillas están a mano izquierda de esta imagen que os muestro y es la plaza de la Santísima Trinidad, al fondo a la derecha hay un claustro convertido en hotel que causó pavor a los lugareños -y a mi, pero no debería asustarme, aquí la red de paradores hace algo parecido con edificios históricos aunque siguen perteneciendo al patrimonio nacional-.
¿Qué os decía del interior del castillo? algunas de sus zonas se hayan en reconstrucción pues fueron arrasadas por los bombardeos aliados, pasear por esta zona es un remanso de paz y una gozada.
 
 

Desde la colina Gellert a la izquierda del castillo mirando desde el puente de las cadenas hay una excursión muy agradable y que sirve para reponerse entre árboles y vistas al Danubio y los diferentes puentes que pueblan Budapest; en la cima de la colina hay un grupo escultórico de inspiración soviética y que podéis ver un poco más abajo y desde donde se domina toda la ciudad, en la bajada hay una entrada a una pequeña fortaleza y equipos militares a modo de museo al aire libre con un T34 como pieza destacada.


Llevar buen calzado, la subida es agotadora, pero no defrauda, en la cima podéis comprar algún refresco a un precio un poco más elevado pero tampoco es una bestialidad la diferencia. Al pie de la colina están los baño Gellért que me parece que sirvieron de inspiración a un anuncio Danone, según todas las guías que consulté, la piscina principal es de ensueño pero carece de otros servicios que tiene otras instalaciones.

 
 


 
En la calle Nagymezö Utca muy cerquita de la ópera nacional os encotraréis con la que llaman la Brodway de Budapest, la calle es muy estimulante, con referencias constantes a escritores húngaros y muy cerquita del instituto Cervantes; es una zona muy animada y llena de vida; con una oferta cultural y gastronómica considerable. La línea de metro os deja en la cabecera de la calle y es la misma línea que sigue el recorrido de la calle Andrassy y que termina en la plaza de los héroes -lugar del los baños Széchenyi y el zoo-.

Otra estatua más de Nagymezö. Justo atravesando la calle Andrassy en sentido contrario de Nagymezö se puede comenzar a visitar casi el barrio judio que como os he dicho merece una sola entrade el solito.
Ah, importantísimo, si volais con Iberia/British haréis escala en Inglaterra y si comprais algo en el aeropuerto os harán tirarlo por esa estúpida norma de los líquidos, les da lo mismo que haya sido comprado en el aeropuerto.

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